lunes, 29 de diciembre de 2008

RESIDENCIA DE ANCIANOS

                                                  24 de diciembre, nueve menos cuarto de la noche.


Una voz quejumbrosa pide ayuda:
—Señorita, por favor, venga;
señorita, por favor, me meo.

Se repite el lamento
con el ritmo de una letanía
antigua y derrotada.

Al cabo de unos minutos
llega la respuesta
desde el pasillo:
—Pues si tienes pañales,
que los tienes,
te meas en ellos; ahora
estoy ocupada.

La nochebuena está a punto
de convocar a los comensales
a la cena.

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