miércoles, 8 de julio de 2009

ROGER WOLFE


Urgen poetas como Wolfe (...) poetas que nos hagan olvidar el silencio y la oscuridad de esos otros poetas que discurren por el vacío haciéndonos creer que están paseando con Dios por los arrabales del cielo.

Así termina, o casi, la introducción que hace Luis Alberto de Cuenca a la antología Días sin pan de R. Wolfe (Ed. Renacimiento, 2007).

Comparto la opinión, especialmente cuando estoy saturado por la lectura de alguno de esos otros poetas a los que se refiere el comentario. Que los hay. Y, alguno, con muchos premios. Pero no os voy a aburrir ahora con mis opiniones, porque la intención de esta entrada es dejaros un poema de R. Wolfe.


JUSTIFICACIÓN DEL CRÍTICO


Si aceptáramos la posibilidad

de que alguien exclamara:

"Dios mío, qué hecho polvo estoy"

sin mayores aspavientos

ni necesidad de exégesis alguna,

sería preciso reescribir

la inmortal historia

de ese fraude que se ha dado en llamar

Literatura.

Y además

nos quedaríamos en paro.


Feliz lectura.

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