Llegaban cansados de la excursión.
Habían recorrido lugares nuevos y fascinantes,
soñado con otros mundos,
tenían saciada la curiosidad
y las piernas no les daban para más.
Al poco de acomodarse en los asientos,
él reclinó su cabeza sobre el regazo de ella
y mientras ésta le acariciaba los cabellos,
él se quedó dormido.
La ternura de aquella pareja de ancianos
iluminó el viaje de regreso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
NO HAGO PÚBLICOS LOS ANÓNIMOS. ESCRIBE TU NOMBRE DESPUÉS DEL COMENTARIO.