sábado, 29 de septiembre de 2012

SOBRE EL HOMBRO HERIDO DEL MUNDO

A veces queremos arropar tanto nuestros libros que acabamos hundiéndolos en un piélago de palabras que poco o nada le favorecen. Es lo que le ocurre a este hermoso poemario escrito por Julia Enciso, que tiene un exceso de acompañamiento: prólogo, introducción, epílogo, solapas, contraportada. Esto, claro, es un gusto muy discutible. A mí me parece que es ahogar la expresión del autor; sin embargo, a otros les puede parecer muy deseable y supongo que todo autor novel quiere salir muy bien protegido al mercado de los libros.

Dejando a un lado los oropeles, el libro tiene fuerza y se deja leer con gusto. Se trata de poesía contemporánea de decir pausado y contenido, de fuerte carácter elegíaco y, por lo tanto, de ambiente nostálgico —se canta lo que se pierde, decía Machado—. La mayor parte de los poemas están escritos en verso libre, aunque no todos, y son de una longitud considerable, lo que puede parecer un asunto sin importancia, pero no es así, ya que a la forma de decir de la autora le conviene ese ritmo de río que se va deslizando perezoso, mientras nos va presentando imágenes que pasan mansamente ante nuestros ojos.

En este sentido hay que destacar aquellos poemas que reflexionan sobre el pasado, sobre la pérdida y sobre la propia intimidad. Es en este terreno donde la poeta alcanza, en mi opinión, los mejores resultados, donde la sentimos más próxima y sincera, quizá porque la mayoría somos capaces de hablar mejor de aquello que es más nuestro.

Os dejo una muestra:


REGÁLAME TIEMPO

                                     A Miguel

Sí. Regálame tiempo
trenzado en el espacio
de nuestros sueños;
búscame en el quehacer
de lo concreto,
en el sabor agridulce de lo cotidiano.

No te ausentes cuando la vida va
dando pasos atrás.
Entreabre las brumas del ocaso;
deshaz la soledad
de un cansancio hecho de trabajos.
¡estéril y vana melancolía
regada en el hastío!

No dejes que un muro
de mármol apague las estrellas
ni que el abismo sepulte
las palabras.
Deja que el viento lleve los despojos
del llanto.

No seas hojas de otoño
como el ayer que se fue sin rumbo,
sin rumbo, a la deriva
en este mundo solitario.

A veces es difícil.
A veces es tarde para el regreso,
para volver a  los días azules.
pero volveremos a las voces
de la infancia,
a tensar el arco iris de los puentes,
a hilvanar, uno a uno,
los colores de los atardeceres
y los amaneceres.

Y la noria irá y volverá.
Y girará como enorme globo descalzo
cruzando solo un cielo de cartón.

¡A veces es difícil,
muchas veces es difícil vivir!

El libro podéis encontrarlo aquí.

2 comentarios:

  1. Gracias, amigo, por el comentario que haces de este libro (aunque —respetando tu opinión— en este caso concreto no creo que el "arropar" este poemario con ese "piélago(vocablo que aquí creo excesivo)de palabras" vaya a "ahogar la expresión del autor". Por lo demás, considero muy acertado todo lo que dices sobre este poemario. Sí. Yo también creo que es "hermoso". Y lo es no sólo por la forma sino también, y aún más, por el contenido: por la sinceridad con que habla de los seres y los hechos; por la ternura y el amor con que los trata y se dirige a ellos; por la "profunda verdad que comunican" (V. Aleixandre dixit) sus versos.

    Gracias, de corazón.

    mpj@pdi.ucm.es

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  2. He leído los poemas, despacio, como toca, y disfrutando de ese paseo por los recuerdos y por el olvido.
    Lo he disfrutado. Lo que más me gusta es la visión optimista y esperanzadora cuando habla del paso del tiempo, de la infancia perdida o, sobre todo del mar almeriense con su alma de piedra y de silencio.

    Creo que el poema que más me gusta es el que lleva el número 16 (el primero de la parte IV): el título me parece un hallazgo pese a que todos los profesores de literatura nos vayamos a Quevedo ( tú misma lo convocas en la cabecera ); me gustan mucho las imágenes "aquel deshabitado cuerpo" abrazado a...", o "sobre un puente de brazos rotos"... y "en las tibias cenizas del olvido....sentíamos...el calor del frío"...Me parece un poema redondo.

    También en esta misma parte me gustan los dedicados a G. Lorca, a Marta, o a las víctimas del Tsunami, quizá el tono de dolor -pero con superación, al menos se intenta, creo- por la muerte, ¿la enfermedad?, el desastre natural... de todos ellos me gusta. El lamento por Ana Ozores es una elegía por un "destino plomizo" que comparto como colega y como lectora.

    Felicidades a Julia y también a Miguel (yo creo que su presencia "late" en muchos de los poemas ).

    Y, ánimo Julia, que no nos quedemos anclados en ninguna atonía del vivir, y que haya poesía para todos, esa poesía necesaria que le arrebatamos al poeta romero o esa otra que nos mueve a la batalla, o la que nos lleva a la infancia con ese Aleixandre del que habla Miguel... o la de tu libro, Julia, la que se apoya sobre un hombro herido. Poesía en el tiempo con tu homenajeado Machado del poema 15, "una palabra sola basta para romper una lágrima"
    Que no se pare este tren de la poesía.

    Elisa Pardines, lectora de poesía, amante de la misma, profesora de Literatura…

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