sábado, 5 de julio de 2014

MONASTERIO DE RIOSECO

Pared interior del monasterio

Las ruinas tienen un poder evocador que no tienen los edificios nuevos. Tal vez por influencia romántica o acaso por tendencia natural, cuando nos encontramos ante un edificio semiderruido, abandonado y en un paraje retirado de la civilización, no podemos impedir que la imaginación eche a volar y se ponga a inventar historias. Hay ruinas especialmente dotadas para desarrollar esa función, una de ellas es la del Monasterio de Rioseco, situado en el Valle de Manzanedo, Burgos.

El monasterio se fundó en la primera mitad del siglo XII. El tiempo siempre deja huella en su transcurso, al igual que los cambios de costumbres. Si a esto añadimos el abandono y el expolio posterior al que le sometieron anónimas e incivilizadas gentes, sorprende que todavía permanezcan en pie algunas salas. 

Hoy este lugar ha logrado concitar el trabajo de muchos voluntarios que con su empeño y esfuerzo están haciendo posible una visita segura y que lo queda de él no se pierda definitivamente. El libro redactado por Esther López Sobrado es el mejor acompañamiento para perderse entre sus piedras, aunque también se puede visitar acompañado por un guía de la Asociación Salvemos Rioseco.

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