miércoles, 22 de junio de 2016

QUÉ PESADA ES LA VIDA, Christina Rossetti

Hay poemas que son como los golpes que la vida le daba a César Vallejo, o tal vez sea que haya vidas tan golpeadas que las palabras que las expresan nos producen, por empatía, un dolor tan grande casi como el que debía sentir Ch. Rossetti cuando escribió su

QUÉ PESADA ES LA VIDA

Ella dijo: qué pesada es la vida;
    doblemente desierta para una mujer;
ojalá que yo fuera un hombre;
    o, mejor que ser algo, yo quisiera no ser.

No quiero ser nada en el entero mundo,
    no ser cuerpo, ni alma,
no ser ni tan siquiera un granito de arena,
    ni una gota de agua entre uno y otro polo.

Más seguiría el mundo girando igual que siempre,
    irían y vendrían fijas las estaciones,
florecerían las flores como en los días de ayer,
    madurarían las guindas, susurraría la abeja.

Nadie en el mundo todo me habría de echar de menos,
    ni una lágrima habría, ni cuidado por mí;
yo sólo sería nada, y, entretanto, los otros
    se habían de despertar, y cansar, y dormir.

Traducción de Adolfo Sarabia.

Texto original en inglés, aquí.

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