sábado, 4 de febrero de 2017

CAMPO DE REFUGIADOS

Fotografía de Yannis Beharakis. Fuente: codigonuevo.com
Primero vinieron hombres oscuros
y sembraron palabras de odio.
El miedo creció
y se introdujo por las uñas y los ojos.

Luego aparecieron las armas
y el fuego se extendió por todas las calles.
No hubo rincón que se librara
de las dentelladas de la ira.

La ciudad se derrumbó sobre nosotros
y tuvimos que atravesar la noche
a ciegas,
tanteando la angustia
para que no hiciera presa
de nuestros maltratados cuerpos.

Después de sortear a los traficantes del pánico
y océanos de sufrimiento,
                                    
                                    aquí estamos,

en los almacenes del dolor,
amontonados en soledad,
compartiendo el frío y el hambre con las horas.


¿Es que no hay 
ni un solo ser humano
al otro lado del infierno?

2 comentarios:

  1. El poema estremece y da escalofríos. Nos acerca el dolor en una imagen que hiela la sonrisa, helada en llanto de dolor helado. Nos devuelve el reflejo gélido de nuestro corazón... helado.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Ana.

      A ver si conseguimos que a partir del día 4 de marzo traigan a todos los que prometieron traer.

      Un beso.

      Eliminar

NO HAGO PÚBLICOS LOS ANÓNIMOS. ESCRIBE TU NOMBRE DESPUÉS DEL COMENTARIO.