sábado, 18 de febrero de 2017

CONTRA LA PENA DE MUERTE, 10 (Strange fruit)

Si hay alguna canción que va más allá del hecho musical esta es, sin duda, Strange fruit, compuesta y escrita en 1939 por Abel Meeropol para la gran Billie Holliday. Con este tema solía cerrar sus actuaciones. Con ella salía tan afectada que, según confiesa en sus memorias, se quedaba sin fuerzas.

Si cualquier pena de muerte es un atentado contra la justicia, el linchamiento lo es doblemente por la perversión social que implica. Las minorías, los grupos sociales más débiles, las personas más expuestas por salirse de la norma lo saben bien.

Según cuenta Carlos Marcos en un artículo —no dejéis de leerlo—, la primera vez que Holliday interpretó esta canción, nada más terminar, el público se quedó mudo y ella tuvo que salir a vomitar, tal es la densa y amarga carga que tranfiere.

Se han hecho infinidad de interpretaciones (Nina Simone, Annie Lennox, Diana Ross, Natalia Mateo, Amy Winehouse, John Legend, Sting...). Todas bellísimas y estremecedoras. Con que tecleéis en YouTube Strange fruit os apareceran unas cuantas. Dejo aquí la primera, la original, la de Billie Holliday.






Southern trees bear a strange fruit,
Blood on the leaves and blood at the root,
Black bodies swinging in the southern breeze,
Strange fruit hanging from the poplar trees.

Pastoral scene of the gallant south,
The bulging eyes and the twisted mouth,
Scent of magnolias, sweet and fresh,
Then the sudden smell of burning flesh.

Here is fruit for the crows to pluck,
For the rain to gather, for the wind to suck,
For the sun to rot, for the trees to drop,
Here is a strange and bitter crop.

De los árboles del sur cuelga una fruta extraña.
Sangre en las hojas, y sangre en la raíz.
Cuerpos negros balanceándose en la brisa sureña.
Extraña fruta cuelga de los álamos.

Escena pastoral del valiente sur.
Los ojos saltones y la boca retorcida.
Aroma de las magnolias, dulce y fresco.
Y el repentino olor a carne quemada.

Aquí está la fruta para que la arranquen los cuervos.
Para que la lluvia la tome, para que el viento la aspire.
Para que el sol la pudra, para que los árboles la dejen caer.
Esta es una extraña y amarga cosecha.

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