lunes, 4 de diciembre de 2017

BERENICE ABBOTT en Tabakalera

Exposición Berenice Abbott
Estoy realmente fascinada con este siglo. Me mantendrá con vida. Estaré ahí hasta el último minuto, luchando.

No creo que este siglo tuviera más o mejores signos de fascinación que otro cualquiera. Berenice Abbott era una mujer entusiasta, capaz de entusiasmarse y a la que la fotografía le ofreció un instrumento para expresar su curiosidad y fascinación.

La exposición de su obra en Tabakalera nos muestra a una fotógrafa entusiasmada con plasmar la imagen de algunas de las personas más relevantes del mundo creativo de los años veinte del pasado siglo. Y conoció personalmente a muchas de ellas. Si pensamos en James Joyce, casi seguro que la imagen que nos viene a la mente es la de la fotografía que ella le hizo. Mira a ver si es así.  

También se sintió fascinada con el crecimiento y desarrollo de New York. Así, después de su estancia en Europa, y muy posiblemente motivada por el trabajo que Atget había realizado sobre París, durante los años treinta recorre las calles de la gran manzana y va fotografiando todo cuanto sale a su paso.

Pero donde se muestra más radicalmente innovadora —ella misma construyó los aparatos y las cámaras que necesitaba—. Fascinada por el mundo de la ciencia y sus investigaciones, quiso plasmar lo que el ojo humano era incapaz de ver.


Vivimos en un mundo hecho por la ciencia —afirmó— Tiene que haber un intérprete amistoso entre la ciencia y lo profano. Creo que la fotografía puede ser ese portavoz.

Sin duda, hoy existen mejores fotografías y mejores cámaras; pero difícilmente nos vamos a encontrar con el entusiasmo desbordante de una fotógrafa que nos enseñó a mirar la ciudad y nos mostró las primeras manifestaciones de algunos experimentos científicos que nuestros ojos no podían ver. 


(Fuente: Lumière)

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