viernes, 22 de diciembre de 2017

CON PIES PERO SIN CABEZA

Hace ya unos cuantos años, cuando el dinero del que disponían los ayuntamientos para eventos culturales era abundante, organicé una tertulia sobre la poesía de Jesús Munárriz en la antigua biblioteca de Irún y, gracias a aquel dinero, pudimos contar con la presencia del autor en la misma. Hoy un lujo lejos de cualquier biblioteca y de cualquier ciudad de provincias. Otros tiempos.

En aquella ocasión, Munárriz me obsequió con un libro de poesía infantil que acababa de publicar, Con pies pero sin cabeza, el que hacía el número 50 de una colección que por entonces llevaba ya nueve años sacando títulos de poesía infantil. En este momento esta colección es una colección de referencia dentro del campo de la literatura infantil.

El caso es que lo tenía totalmente olvidado, y si no hubiera sido porque he tenido que acudir a mi pequeña biblioteca particular, que vive exiliada de mí o yo exiliado de ella, podrían haber pasado otros trece años amontonado entre el resto. Y allí estaba él, esperando tener el calor de unas manos lectoras y de unos ojos que lo acariciaran. Vamos a airearlo un poco:

DECLARACIÓN

—Eres farandulera,
rabisalsera,
guerrera, novelera, 
pataratera,
pero te quiero 
y seré, si tú quieres,
tu compañero.



SI ES NO ES

Ese que ves no es 
como lo ves.
¿O tal vez sí lo es?
No es igual verlo antes que después,
o verlo del derecho o del revés,
del haz o del envés,
al hilo, al sesgo, al bies,
depende de las vueltas que le des,
también de dónde estés,
de si eres uno solo, o dos, o tres,
de si eres un payaso o un marqués,
de si eres español o siamés,
judío o japonés,
filipino o francés,
afgano o escocés,
sueco o senegalés.
¿Lo ves?
por más que estés 
seguro de que has visto lo que ves,
si lo ves desde lo alto de un ciprés,
o mejor de un bauprés,
pondrás más interés
que viéndolo a la altura de un ciempiés
o a través de unos piés.
Asimílalo, pues, 
y nunca desde por bueno lo que ves
sin pensarlo después.
Lo contrario es más propio de una res.

Las ilustraciones de Jack Mircala son un auténtico placer para la vista.



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