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viernes, 10 de marzo de 2023

NARCISO Y LOS NARCISOS


 Este es el segundo año que los narcisos inundan el Paseo del Urumea. Están ya en su mejor momento y es tal su belleza que poca gente se resiste a detener un momento su caminar y dejarse seducir por su atractivo. Así estaban anteayer, 8 de marzo. El día anterior, una contertulia irunesa que había pasado por ahí el fin de semana, amablemente me dijo que se había acordado de mí ante esta hermosa imagen y relacionarla inmediatamente con Wordsworth y su célebre poema, sobre quienes íbamos a charlar el martes, día 7

En el mismo momento en que realizó el comentario me preguntó si se llamaban así por Narciso, el personaje mitológico. Yo le dije que creía que no, pero al día siguiente, otra contertulia, a la que aprecio especialmente por su activa participación, me envió el enlace del artículo de Wikipedia en el que se dice lo contrario: En el sitio donde su cuerpo había caído, creció una hermosa flor, que hizo honor al nombre y la memoria de Narciso.

Quedé sumido en un mar no de narcisos, sino de dudas. La etimología remite a la misma palabra griega que nombra a la flor y al personaje, νάρκισσος (nárkissos), pero no me aclaraba nada. La bibliografía botánica, tampoco. Acudí a la mitología y en ella encontré lo que parece un baile de nombres y tal vez de confusiones, más propias del nombrar aleatorio de cada grupo humano según el momento. Pura pragmática.

Robert Graves, profundo estudioso de los mitos griegos y con una formación clásica envidiable, escribe esto: Narciso era tespio, hijo de la ninfa azul Liríope, a la que el dios fluvial Cefiso había envuelto una vez con los remolinos de sus corrientes y luego violado (p 315, Los mitos griegos. La negrita es mía). Luego sigue contando el mito y la aventura con Eco que termina así: Pero Narciso se había marchado y ella pasó el resto de su vida en cañadas solitarias, consumiéndose de amor y mortificada, hasta que solo quedó su voz (p 316). Y es ahí donde introduce una llamada con esta nota:

El "narciso" utilizado en la antigua corona de Deméter y Perséfone (Sófocles: Edipo en Colonna 682-4), llamado también leirion, era un iris o flor de lis azul de tres pétalos que estaba consagrado a la Triple Diosa y se llevaba como guirnalda para aplacar a las Tres Solemnes o Erinias. Florece a finales de otoño, poco antes del "narciso del poeta", que es quizás por lo que se ha descrito a Liríope como madre de Narciso (p 316). 

Pero hay más. En el artículo dedicado a Apolo, en la nota 8, cuenta esto: El mito de Jacinto (...) alude al héroe-flor cretense Jacinto, al parecer llamado también Narciso (p 94). 

Puedo inferir de todo esto que el narciso se llama así por Narciso, si bien la flor que hoy conocemos con ese nombre no sea precisamente a la que se referían los antiguos griegos. Quiero suponer que toda esa mezcla de flores tiene que ver con que todas ellas pertenecen a la misma familia, las asparagáceas, y el hecho de que tengan muchas características en común pudo originar en su momento ese baile de nombres.

Gracias, Manoli, por haber aguijoneado mi curiosidad y porque después de todo esto lo importante es que

              mi corazón se llena de júbilo,

y se pone a bailar con los narcisos.

***


martes, 27 de septiembre de 2022

LA LUNA, SÍMBOLO DE TRANSFORMACIÓN, de Jules Cashford

Editorial. Traducción: Francisco López Martín.

¿Qué hay en ti, Luna, que mueve
mi corazón con tanta fuerza?

                 John Keats. Endymion, III, vv 143-144.

En principio, este hermoso libro se ocupa extensa y sabiamente de la mitología, pero va más allá de eso. Jules Cashford —por cierto, traductora de los Himnos homéricos al inglés—, ciertamente, bucea y exprime con una enorme erudicción todas las mitologías que han surgido en la historia de la humanidad en todos los puntos del planeta sobre la Luna, pero no se queda en la simple narración del mito. Frase a frase, página a página, mito a mito, va tejiendo una bellísima reflexión sobre lo que somos. En ese trabajo tienen cabida el arte, la poesía, los estudios de Jung, las religiones, la antropología y el pensamiento filosófico. Sobre la amplitud y belleza de este ensayo podéis echar un vistazo en las primeras páginas que la propia editorial ha liberado. Por si no os da por ir al enlace, os dejo un párrafo:

Uno de los descubrimientos de la psicología en el último siglo ha sido el de mostrar que los mitos estructuran nuestro pensamiento, tanto si somos conscientes de ello como si no. Todos nosotros, en cuanto especie, cultura e individuos, tenemos un relato sobre el mundo en que vivimos, el lugar que ocupamos en él y el propósito que nos guía. Un mito, conforme al significado original de la palabra griega —mythos—, no es más que eso: un relato que intenta volver la vida transparente remitiéndola a una fuente inteligible. Puede ser consciente, autorreflexivo, y estar abierto al diálogo con otros relatos; o bien ser inconsciente, o consciente solo en cierto grado, como sucede a menudo cuando se entiende como literalmente verdadero y no sujeto a la crítica, casi siempre porque se considera justificado por la Autoridad Superior que lo ha revelado. Lo que los relatos tienen en común es que siempre son construcciones de la psique humana. Deben serlo, porque el mundo no es un hecho dado, sino algo que habitamos por medio de la interpretación. (p 21).

Un libro para amantes del pensamiento, las culturas antiguas, las mitologías y los libros hermosamente escritos, editados e ilustrados. Un libro para tener a mano y consultarlo. Un libro caro, sin duda, 58€. Pero los vale. Sus 650 páginas llenas de conocimiento deslumbrante, su formato 21x27 cms, y sus 2'5 kg de peso lo convierten en un magnífico libro de regalo... para uno mismo o para otra persona.

¡Oh Luna! Las sombras más viejas entre losárboles más viejos
sienten palpitaciones cuando tú las miras.
¡Oh luna! Las viejas ramas tartamudean un bullicio más sagrado
mientras sienten tu aérea compañía.
Tú lo bendices todo, con labios de plata
besas para devolver la vida a las cosas muertas.

                 John Keats. Endymion, III, vv 52-57. 

***


 Путин, немедленно останови войну!

martes, 15 de diciembre de 2020

EL LIBRO DE LA LUNA

Editorial. Ejemplar de la Biblioteca Central.
La presentación de la autora que se puede leer en el libro dice que Fatoumata Kébé es la promesa más brillante de la astronomía francesa, y sueña con ir al espacio y ser la primera mujer en pisar la Luna. Ella corrobora esta presentación. Sus palabras finales son: Estoy segura de que algún día iré al espacio, me preparo para ello, sigo un régimen alimentario estricto, trabajo y sigo aprendiendo cada día, cada noche. Algún día iré. Y cuando vuelva, lo contaré.

La Luna es la novela de mi vida.

Con la misma pasión con que expresa su deseo, esta joven astrofísica nos cuenta de una manera extraordinariamente sencilla y atractiva las historias, creencias, mitos, errores y conocimientos sólidos y comprobados que hoy poseemos sobre la Luna. Desde Australia a Centroamérica, desde China a la Europa nórdica, no hay mito sobre nuestro satélite que no le sirva para ilustrar una idea, un conocimiento e introducirnos en ese viaje milenario que es la historia de la Luna desde su formación hasta la actualidad.

Pero repito, lo hace con una rara sencillez, lo que permite que este libro pueda ser disfrutado desde los ocho o diez años, a pesar de que por él transcurran la hipótesis de Tea, los eclipses, la cara oculta, su formación, la eclíptica, la carrera espacial o las mareas telúricas. Además, para facilitar la lectura, está redactado en capítulos muy breves, algunos de una sola página. Y hasta un tipo como yo, medianamente bien informado sobre las relaciones entre la Luna y la poesía, descubre en este libro unos versos que no conocía:

Y Rut se preguntaba,

inmóvil, abriendo a medias los ojos bajo sus velos,

qué Dios, qué segador del estío eterno

habría tirado con descuido al marcharse

aquella hoz de oro en el campo de las estrellas.

Exactamente la que hoy mismo podéis ver en el cielo, tras la puesta de sol, a pocos grados por encima del horizonte oeste, si es que no está nublado. Los versos los escribió Victor Hugo y pertenecen a La leyenda de los siglos.

En fin, el libro es todo un regalo para quienes se suelen quedar mirando la Luna, pero nunca se han lanzado a dar un paso más.

sábado, 8 de agosto de 2020

POMPEYA. LA VILLA DE LOS MISTERIOS

Con gran alegría recupero estas fotografías de 2008 que daba por perdidas. Son imágenes de una de las habitaciones —un triclinium— más hermosas de una casa de la Antigua Roma. Más hermosa y más misteriosa. Se trata de la Villa de los Misterios, villa de la periferia de Pompeya, que se remonta al siglo II a.n.e. Las pinturas, del año 80 a.n.e. aproximadamente.

El fresco con que se encuentran decoradas las paredes es copia de un original helenístico ya perdido, reinterpretado majestuosamente y que sorprende por su derroche de color, más exactamente por el magnífico y generoso uso del carísimo cinabrio.

La secuencia completa de escenas abarca diez momentos que los primeros estudios identificaron como la iniciación de una mujer en los misterios dionisíacos, ligados a la preparación de algún rito nupcial. Más tarde, las escenas fueron interpretadas como la iniciación a los misterios órficos. En la actualidad, se vuelve a la primera interpretación. 

Sea como fuere, la Villa de los Misterios hace honor a su nombre y quienes la visitan se sienten fascinados por las imágenes y atrapados por los secretos que guardan sus pinturas: ¿qué teme la mujer que se aleja?, ¿por qué es sometida otra mujer al flagelo?, ¿qué representa la máscara detrás de la escena del sileno que da de beber al fauno?, ¿en qué consistían los misterios dionisíacos?

Pompeya, sin duda, tiene muchos atractivos para el visitante curioso. El de la Villa de los Misterios no es el menor.


Si quieres dejarte seducir por esos y otros misterios más, Linda Fierz-David te puede ayudar: 

domingo, 10 de mayo de 2020

UN ÁRBOL, UN REY Y LA EPOPEYA MÁS ANTIGUA DE LA LITERATURA

Cedro del Líbano. Parque de Cristina enea.


Tal vez sea por el confinamiento o tal vez sea porque el otro día andaba uno de los pavos del parque glugluteando como un loco desde lo alto de una de las ramas de este magnífico cedro del Líbano, el caso es que desde que podemos salir a pasear estoy más atento a todas esas maravillas que tengo a unos cuantos pasos de casa y que habitualmente no me paraba mucho a contemplar. Vamos, que estoy algo así como haciendo turismo alrededor de mi domicilio y entre voceo y voceo del pavo —era macho y estamos en época de celo—, saqué el teléfono del bolsillo y tomé un par de imágenes. 

Los árboles son seres vivos extraordinarios por muchas razones. Si hablamos de tamaño, entre ellos están los mayores seres vivos que podemos encontrar en la Tierra. Este cedro es un estupendo ejemplar, aunque "solo" tiene 25 metros de altura y 5 de diámetro en su tronco. Pero lo que a mí se me hace más atractivo es que se trata de un tipo de árbol unido directamente con nuestra imaginación. El cedro del Líbano aparece en la primera epopeya escrita de la historia de la humanidad, La epopeya de Gilgamesh, que, por si no la habéis leído, debéis saber que no solamente influyó en Homero, sino también en la Biblia. 

En ella podemos leer la aventura de los dos amigos, Enkidu y Gilgamesh, en lucha con el monstruo Humbaba cuando llegan al bosque de cedros. Comienza así:

Allí se pararon admirando el bosque

contemplando los elevados cedros

contemplando la entrada al bosque


Por donde Humbaba había ido y venido

había una huella

El sendero lucía recto y muy recorrido


Vieron entonces la Montaña del Cedro

paradero del trono de diosas y dioses.

        
                                                                  

Pero si las aventuras de Gilgamesh, rey de Uruk, se os hacen demasiado lejanas y su lucha contra la muerte no es suficiente para mover vuestro afecto e interés por este árbol, acaso sintáis un poco más próximas las menciones que de él se hacen en el Levítico cuando Moisés ordena a los sacerdotes hebreos que usen la corteza del cedro del Líbano en el tratamiento de la lepra: Si la plaga de lepra ha desaparecido del leproso, mandará tomar para el que se ha de purificar dos avecillas vivas, madera de cedro, un hilo de púrpura e hisopo... (Levítico 14:3 y 4); o cuando Salomón ordena construir el Templo de Jerusalén: Construyó la casa "Bosque del Líbano", de cien codos de largo, cincuenta codos de ancho y treinta codos de alto, sobre tres filas de columnas de cedro y capiteles de cedro sobre las columnas (1 Reyes, 7:2).

Pero también podríamos mencionar que las naves fenicias que surcaron el Mediterráneo entero llevando su alfabeto por todos los pueblos costeros estaban hechas con la madera de este árbol. O que la actual bandera del país que les da nombre tiene su dibujo en el centro de la misma. Ya véis si hay motivos más que suficientes para detenerse delante de este magnífico árbol y dejarnos llevar durante un momento a través de la historia porque su adn está inscrito en nuestra vida. El turismo de proximidad siempre tiene algún regalo esperándonos.


martes, 18 de junio de 2019

PARA DISFRUTAR CON LOS MITOS



Aquí os propongo unos cuantos títulos con los que poder disfrutar de la mitología, como ya sabéis, unida estrechamente a lo que vemos en el cielo. A fin de cuentas, todos los nombres de los planetas y sus satélites tienen nombres de personajes mitológicos y prácticamente la totalidad de las constelaciones que vemos en el hemisferio norte. 

  • Los mitos de los dioses griegos contados por Demetrio. Ed. Andrés Bello. 2002. Con la excusa de un viaje a Grecia de dos adolescentes un viejo profesor les va contando, a manera de relato novelado y según van recorriendo Grecia, los mitos e historias más interesantes. Muy adecuado para lectores que quieran iniciarse en este conocimiento. Sencillo y ameno.

  • La mitología en la vida cotidiana. Ed. Acento. 1997. Obrita organizada a manera de diccionario, donde se recogen aquellos aspectos en los que, sin darnos cuenta porque los utilizamos habitualmente, se nos explican la procedencia de expresiones y nombres relativos a campos tan distintos como el calendario, la mineralogía, la medicina, la astronomía, la publicidad, la psiquiatría, etc. de manera concisa y amena.

  • Diccionario Espasa de mitología universal. Ed. Espasa Calpe. 2000. Obra extensa, seria y con intención universal. Realizada por especialistas en cada una de las mitologías. En ella quedan recogidos la mayor parte de los personajes mitológicos de cada civilización, desde la etruria hasta la polinésica. Ordenada alfabéticamente.

  • Metamorfosis. Ed. Alianza. 1995. Obra clásica e indispensable de Ovidio. Ha sido publicada por numerosas editoriales, por lo tanto muy fácil de encontrar. Al tratarse de un obra de creación va más allá de la simple explicación de quién es quién en la mitología grecolatina.

  • El pequeño gran libro de la mitología. Ed. Robinbook (Ma Non Tropo). 2006. Preparada para disfrutar visualmente, ya que recoge los personajes principales de forma escueta, pero está ilustrada con más 500 obras de arte, básicamente pintura y escultura, lo que proporciona una calidad excepcional, además de posibilitarnos el entendimiento iconológico de grandes obras de arte.

  • Los mitos griegos. Ed. Alianza. 1985. Obra fundamental sobre la mitología griega del escritor Robert Graves. En la exposición de cada uno de los mitos ofrece, además, las diferentes variantes, según el autor clásico que lo recogiera en su momento y una interpretación sobre el mismo que aporta claridad sobre la intención del mito y la cultura antigua. Es un texto para ir más allá del simple relato mitológico.

  • Mitos. Ed. SM. 1999. Se trata de una colección pensada para niños. Cada librito está dedicado a uno o dos mitos, contados a manera de relato muy breve, con mucho humor y prosa fácil. Por supuesto, vienen todos con ilustraciones para hacer más amena la historia. El dedicado a Perseo y la Gorgona comienza así: "Hace mucho tiempo, cuando los adivinos contaban la verdad, vivía un hombre que se encontraba muy asustado."

Hay muchos más libros y muy buenos. Os dejo el placer de encontrarlos.

viernes, 28 de septiembre de 2018

PROMETEO Y ATENEA CREAN EL PRIMER HOMBRE

Prometeo y Atenea crean el primer hombre. Fuente: Museo del Prado.

Toda persona aficionada a la mitología griega sabe del horrible castigo al que fue sometido el titán Prometeo —un águila o un buitre, según la versión que leamos, le devoraba durante el día el hígado que iba a ser regenerado durante la noche— por haber robado el fuego a los dioses y habérselo entregado a la humanidad. El castigo al que le sometió Zeus es una de las escenas más reproducidas en la iconografía greco-latina antigua.

Pero la vida de Prometeo es rica en historias y guarda una enorme relación con lo que la mitología hebreo-cristiana nos cuenta en el Génesis, primer libro del Antiguo Testamento

Prometeo tenía tres hermanos: Epimeteo, Menecio y Atlante. Los dos últimos se unieron a Cronos y los demás titanes en la rebelión contra los dioses del Olimpo. Prometeo, que era el más inteligente de todos y había previsto el final del enfrentamiento —su nombre significa "mirar adelante"— convenció a Epimeteo y ambos se apuntaron al bando de Zeus. La guerra entre titanes y dioses acabó a favor de los primeros.

Antes, mucho antes, nuestro titán había creado la humanidad: Prometeo, luego de modelar a los hombres con agua y tierra (Apolodoro). Y así nació el hombre, bien porque aquel artífice de las cosas, principio de un mundo mejor lo fabricara con simiente divina, o bien porque la tierra que recién formada y recién separada del alto éter aún conservaba en el interior alguna semillas del cielo junto al que fue creada, fuera mezclada con agua de lluvia por el hijo de Iapeto, que plasmó con ello una imagen a semejanza de los dioses que todo los regulan (Ovidio) y esta había vivido disfrutando de la Edad de Oro

Eso es precisamente lo que refleja el altorrelieve del Museo del Prado que actualmente forma parte de la exposición Arte y mito. Los dioses del Prado. El más sabio de los titanes —pues la propia Atenea le había enseñado todas las artes y era su protegido— aparece moldeando en arcilla el primer hombre mientras la diosa de la sabiduría asiste al evento y ella misma le da vida colocándole una mariposa sobre la cabeza. Y así tenemos la primera coincidencia: la creación de la humanidad a partir del barro, igual que en el Génesis.

Y luego está el mito del diluvio en el que Deucalión (Noé), hijo de Prometeo, construye una embarcación aconsejado por este y salva así la vida. Y también tenemos a Pandora (Eva), la primera mujer mandada por Zeus para castigar al titán por los engaños y desafíos a que había sometido al jefe del Olimpo. De hecho, esta relación puede leerse como paralela a la de Lucifer, el ángel caído, con el dios del Génesis, castigado finalmente a vivir en el infierno.

En fin, sin entrar en más detalles, es evidente el intercambio de mitos y leyendas que nutrieron la imaginación y las creencias de los antiguos pueblos situados en el entorno del Próximo Oriente y el Mediterráneo oriental, lo que dio lugar a un rico sincretismo. Esto, entre otras cosas, es lo que produce la notable diferencia entre las religiones paganas y las monoteístas que vendrán después: carecen de la rigidez de formas y costumbres de las últimas. Un detalle: incluso cuando Prometeo roba el fuego, es gracias a la ayuda de Atenea.


***

Para saber más:

- Apolodoro; Biblioteca I.

- Apolonio de Rodas: Argonáuticas.

- Aristófanes: Las aves.

- Diodoro Sículo Libro I.

- Esopo, Fábulas.

- Esquilo: La tetralogía de Prometeo.

- Hesíodo: Teogonía y Los trabajos y días.

- Juvenal: Sátiras.

- Luciano: Diálogos de los dioses.

- Ovidio: Metamorfosis.

- Pausanias Descripción de Grecia.

- Platón: Timeo, Critias y Protágoras.

miércoles, 5 de septiembre de 2018

LA MITOLOGÍA DEL FIRMAMENTO DE ERATÓSTENES

Alianza
Eratóstenes es uno de mis sabios favoritos de la antigüedad. La fascinación que siento por él viene desde la primera vez que leí en un libro de historia cómo había realizado el cálculo de la circunferencia de la Tierra. Mucho más tarde vino mi interés por el cielo nocturno y esa pasión a caballo entre la estética del mito y el conocimiento de lo infinitamente lejano. Así que cuando cayeron en mis manos los catasterismos atribuidos al admirado director de la Biblioteca de Alejandría, no puede evitar una inmensa alegría.

Debo reconocer que desde el punto de vista literario este librito tiene muy poco peso. No es uno de esos magníficos clásicos de la mitología como pueda ser Las metamorfosis. Su encanto no reside en la capacidad para crear mundos ficticios, sino en haber recogido de forma ordenada las historias que la gente común y corriente de la época atribuía a las caprichosas formas que distinguía en el cielo nocturno. Historias llenas de fascinación e ingenuidad que aún en la actualidad seguimos repitiendo más o menos transformadas. Así, entre los 44 objetos celestes de los que se ocupó podemos leer:

5. La Corona

Se dice que es la corona de Ariadna; fue el dios Dioniso quien la instaló en el cielo. Cuando los dioses festejaban la boda de Dioniso y Ariadna  en la isla de Día, la novia se coronó con ella tras haberla recibido como regalo de las Horas y de Afrodita.

El autor de las Créticas cuenta que era obra de Hefesto, labrada en oro fundido y empedrada de pedrería de la India. También narra que gracias al brillo con que refulgía consiguió Teseo escapar del laberinto.

Se dice también que su trenza es lo que vemos sobre la cola del león.

La Corona posee nueve estrellas dispuestas en forma de círculo; de ellas son muy brillantes las tres que están frente a la cabeza de la serpiente que se encuentra entre las dos Osas.

Fuente: Astronomía para tontos.

Eratóstenes no solo recoge la leyenda que va unida a la constelación, sino que además indica cuántas son las estrellas que la componen y qué brillo tienen, basándose en una observación ciertamente minuciosa pero realizada sin ningún instrumento óptico, a simple vista. El telescopio no aparecerá hasta el siglo XVII. 


En los primeros cinco segundos de este timelapse podéis ver la constelación en el tercio de la izquierda de la pantalla.


miércoles, 11 de julio de 2018

ARTE Y MITO. LOS DIOSES DEL PRADO. (La necesidad de leer imágenes)


Después de pasar por Palma de Mallorca y por Oviedo, se encuentra en el donostiarra Museo de San Temo la exposición Arte y mito. Los dioses del Prado.
Como indica el folleto que ofrecen a la entrada, se articula en ocho secciones de carácter temático: Una historia que contar; Los dioses del Olimpo; Espíritus libres; Amor, deseo y pasión; Faltas y castigos; Metamorfosis divinas y humanas; Héroes; y La guerra de Troya. Técnicamente está muy bien montada, pero para disfrutarla cabalmente conviene saber leer lo que cuentan las imágenes. Pongamos un par de ejemplos:


El incendio de Troya. Francisco Collantes. Fuente: Museo del Prado.

No creo que nadie tenga dificultades para reconocer lo que Collantes nos cuenta en esta imagen. Efectivamente, se trata del saqueo de Troya por parte de los griegos. Con el engaño del caballo de madera, consiguieron introducir unos pocos soldados dentro de la ciudad,y estos, aprovechando que los troyanos dormían, abrieron las puertas de la misma al ejército que aguardaba fuera. El final ya lo sabemos. 

Alguien puede preguntarse si la arquitectura urbana representada era la que correspondía a la ciudad de Troya. Desde luego que no. Se explica porque esa era una práctica habitual de la pintura renacentista y barroca, que se utilizaba como forma de aproximar el lejano pasado al espectador. Incluso la alusión a la antigüedad —columna historiada— es una alusión errónea. Pero el detalle más interesante se encuentra en la esquina inferior derecha, y tiene que ver con los cuatro personajes que huyen de la batalla.

Quien haya leído a Virgilio reconocerá rápidamente la escena. Eneas, lo mismo que Antenor, había sido partidario de que devolvieran a Helena y así haber evitado la guerra. Agamenón ve la escena, pero ordena que nadie impida la huida. Aquí vemos cómo Eneas carga con su anciano padre Anquises, mientras su mujer, Creúsa, mira hacia atrás y el hijo de ambos camina asustado entre ellos. Eneas, hijo de Afrodita, héroe por tanto, será el protagonista de otra gran historia que terminará con la fundación de Roma.

El rapto de Europa. Erasmus Quellinus. Fuente: Museo del Prado.
También es muy conocida la fábula del rapto de Europa. Pero no es lo mismo quedarse en el hecho escueto de la identificación de los personajes, que disfrutar con Ovidio, con Heródoto o con el más contemporáneo Graves y saber que este rapto termina en Creta, donde su antigua civilización tiene como elemento central el culto al toro, que Europa era fenicia y que entre las posibles etimologías del nombre se barajan dos: ojos grandes y ponerse el sol. Europa es el lugar por donde se pone el sol para alguien situado en las costas asiáticas del próximo oriente.

Adentrarse en la mitología es entrar en un vasto reino de historias y significados. No estoy recomendando que se acuda a la exposición con una enciclopedia de mitología bajo el brazo. Ir consultando los nombres que aparecen escritos al pie de las obras gracias a la conexión de un teléfono móvil puede resultar francamente provechoso y divertido. Realizar una visita guiada puede ser otro recurso —son gratuitas—. También está la conferencia de presentación que ofrece el comisario, Fernando Pérez Suescun. Cualquier ayuda es buena para poder leer las imágenes y disfrutar mejor del espectáculo.

***

Cuando el 28 de octubre la exposición se recoja en Donosti, irá a Zaragoza, Sevilla, Cádiz y, tal vez, a Lisboa.

lunes, 2 de julio de 2018

LA EPOPEYA DE GILGAMESH

La epopeya de Gilgamesh es el relato escrito más antiguo —2500-2000 a.n.e.— de la historia de la humanidad mientras no aparezca otro, y no parece probable. En él se nos cuenta la historia de Gilgamesh, héroe sumerio que va en busca de la gloria y la inmortalidad. 

Comienza la historia con los ciudadanos de Uruk pidiendo ayuda a los dioses para que los libere de la tiranía de este rey despreciable y altanero. Después de muchos cambios y aventuras, la leyenda termina con un Gilgamesh consciente de sus limitaciones y abatido por el dolor de la pérdida. La inmortalidad no está al alcance de los seres humanos.

Hay muchas versiones de la historia, pero la que se suele utilizar para las traducciones es la versión más moderna —1100 a.n.e.— y más completa, la versión babilónica. Aquí se encuentra también el primer relato escrito del diluvio universal.

—¡Hombre de Suruppak,
hijo de Ubar-Tutu:
derriba la casa,
hazte una nave!
¡Renuncia a las riquezas 
y asegúrate la vida!
¡Desprecia los bienes
y conserva la vida!
¡Sube semilla de todo lo que vive
a bordo de la nave!

La nave que tú mismo te vas a hacer
que sean iguales todas sus medidas,
que se correspondan su anchura y su largura.
Igual que el Apsu,
tápala con un techo.

                                (Traducción de Joaquín Sanmartín)

La influencia de la Epopeya de Gilgamesh en otros relatos y otras culturas ha sido muy estudiada. Es muy clara, por ejemplo, en Homero y en la Biblia. Lo curioso no es que haya influenciado a pueblos vecinos, como es natural; lo verdaderamente curioso es que el mito del diluvio universal exista en culturas muy alejadas entre sí como son la griega, la hindú, la chibcha, la mapuche, la maya, la mexica, la inca, la uros, la kawesqar, la taíno, la guaraní, la pascuense y la moussaye del Chad. Tal vez algún día dispongamos de una buena explicación.


***

Hoy, mañana y pasado mañana (2, 3 y 4 de julio) se representa en El Grec de Barcelona. Para no perdérselo si estáis por allí.

lunes, 18 de junio de 2018

LA RAMA DORADA

La rama dorada, Turner. Fuente: Wikipedia.

Bolas de muérdago.
FCE
¿Quién no conoce La rama dorada, el cuadro de Turner? La escena, bañada en el dorado resplandor con que la divina imaginación del artista envolvía y transfiguraba hasta el más bello paisaje, es una visión de ensueño del pequeño lago del bosque de Nemi, llamado por los antiguos "el espejo de Diana"(...) Quien haya contemplado las quietas aguas encunadas en uno de los verdes repliegues de las colinas albanas, no podrá olvidarlo. Las dos aldeas italianas típicas, que dormitan en sus laderas, y el palacio, cuyos jardines en terraplén descienden hasta el lago, apenas rompen la quietud y soledad de la escena. Diana misma podría frecuentar aún la solitaria orilla; aún podría aparecer entre el boscaje.

En la Antigüedad este paisaje selvático fue el escenario de una tragedia extraña y repetida. En la orilla norteña del lago, inmediatamente debajo del precipicio sobre el que cuelga el moderno villorrio de Nemi, estaba situado el bosquecillo sagrado y el santuario de Diana Nemorensis o Diana del Bosque (...) Alrededor de cierto árbol de este bosque sagrado rondaba una figura siniestra todo el día y probablemente hasta altas horas de la noche: en la mano blandía una espada desnuda y vigilaba cautelosamente en torno, cual si esperase a cada instante ser atacado por un enemigo. El vigilante era sacerdote y homicida a la vez; tarde o temprano habría de llegar quien le matara, para reemplazarle en el puesto sacerdotal. Tal era la regla del santuario: el puesto sólo podía ocuparse matando al sacerdote y substituyéndole en su lugar hasta ser a su vez muerto por otro más fuerte o más hábil.

El oficio mantenido de este modo tan precario le confería el título de rey, pero seguramente ningún monarca descansó peor que éste, ni fue visitado por pesadillas más atroces.

Así comienza la celebérrima obra de Frazer, aquella de la que Caro Baroja decía que todo estudiante de antropología debía leer si quería iniciarse realmente en esa ciencia. Citas al margen, la obra es tan deslumbrante que resulta difícil dejar de leerla. Es como si estuviéramos sentados en torno a la hoguera y la persona más sabia y enigmática de la tribu nos fuera contando las historias más antiguas de nuestro grupo, las que explican por qué somos como somos y de dónde vienen nuestros sueños y nuestros miedos.

La leí hace muchos años y el encuentro con el trabajo de Turner me la ha recordado. Me gusta mucho el pintor inglés, pero creo que en esta ocasión no hace justicia a la leyenda ni a la tensión brutal y primigenia que se tenía que vivir en torno al santuario. 

Frazer publicó una primera edición en 1890. La edición completa de la obra alcanzaba los doce volúmenes en 1914. Con buen criterio, su editor le pidió un "resumen" que pusiera la obra al alcance de todo tipo de público. Esa edición abreviada es la que se tradujo al castellano. 

Lo más extraordinario del trabajo es que a partir del intento de dilucidar la ley que regulaba la sucesión en el sacerdocio de Diana, muchos años de paciente investigación y recogida de datos ofrecieron al autor un gigantesco catálogo de prácticas y creencias con respecto a las relaciones que ligaban la magia y la religión de nuestros antepasados.

El material es tan abundante y significativo que La rama dorada ha estado alimentando las despensas del psicoanálisis, impulsó la aparición de la antropología moderna, ha nutrido a la literatura del siglo XX de metáforas y de símbolos y ha estimulado la imaginación de muchas generaciones. Imprescindible.

viernes, 8 de junio de 2018

ARTE Y MITO. LOS DIOSES DEL PRADO

El rapto de Europa. Quellinus. Fuente: MNP.
La exposición Arte y mito. Los dioses del Prado es una exposición organizada con obras del Museo del Prado que está recorriendo algunas ciudades. Como su nombre hace pensar, está dedicada a la mitología clásica y su representación a través de pinturas, esculturas y otros objetos fechados entre el siglo I a.n.e. y el siglo XVIII.

Comenzó su recorrido en Palma de Mallorca, ahora se encuentra en Oviedo, luego pasará por San SebastiánSevilla, Zaragoza, Cádiz y, tal vez, por Lisboa. Una ocasión estupenda para poder disfrutar de los mitos clásicos y de unas obras que no suelen salir del Prado. 

La conferencia que impartió Fernando Pérez Suescun, Jefe de Contenidos Didácticos del Área de Educación del Museo Nacional del Prado, sobre el contenido de la exposición puede ayudar, y mucho, a sacar más partido de la misma.


miércoles, 9 de agosto de 2017

¿POR QUÉ SON NEGROS LOS CUERVOS?

Imagen tomada de Stellarium. Ampliadla para verla con detalle.
Esta es una imagen del cielo nocturno correspondiente a los primeros momentos de una noche de mediados de mayo en el hemisferio norte. Es durante la primavera del hemisferio septentrional cuando las constelaciones de Corvus, Crater e Hydra pueden verse sobre el horizonte sur con relativa facilidad si el cielo está bien oscuro. Pero no voy a ocuparme ahora de las constelaciones y sus leyendas, puesto que ya lo hice hace algún tiempo, sino de los cuervos y de los caprichosos dioses.

Estaba hace poco tiempo con la Biblioteca mitológica, fuente primaria y obra de consulta indispensable para cualquiera que esté interesado en la mitología griega, cuando tropecé con la historia de Asclepio y la pertinaz insistencia de los dioses en su comportamiento caprichoso e iracundo. Ahí se nos cuenta cómo Apolo se hizo amante de Corónide, aunque la muchacha estaba enamorada de Isquis. La cuestión es que el dios tiene que acudir a Delfos y dejó a un cuervo para que la vigilara. 

En aquel tiempo los cuervos eran blancos como la nieve. Y aquel espía de albo plumaje no fue todo lo diligente que el dios esperaba. Apolo, que ya sabía del engaño amoroso, maldijo al pobre cuervo por no haber arrancado los ojos a Isquis cuando se acercó a Corónide y transformó su plumaje en negro. Todos sus descendientes han sido negros desde entonces.

Desde luego, la leyenda ni se ocupa del plumaje de los cuervos ni tiene la intencionalidad de hablarnos de ellos. Se ocupa de la vida y milagros del divino Asclepio —el Esculapio latino—, hijo de Apolo. Sin embargo, siempre me ha llamado la atención esa obsesión por el castigo que aparece en todas las literaturas antiguas, e incluyo en el término literatura los mal llamados libros sagrados

Hasta la aparición de las literaturas modernas en el siglo XVI, la voluntad de los dioses —y sus representantes en la tierra, los reyes— se mueve compulsivamente, empujada por un rencor infantil y un autoritarismo caprichoso propio de las primeras etapas del desarrollo moral. Más intolerantes aún son los personajes de las literaturas monoteístas, tan excluyentes ellas y tan radicales en la proclamación de la verdad absoluta. Al menos el autoritarismo pagano siempre estaba dispuesto a aceptar los otros paganismos.

A mí los cuervos me caen bien, sean tan inteligentes o no como algunos experimentos parecen afirmar. Me parecen elegantes e independientes, dos cualidades que aprecio mucho. Incluso me gusta el color negro, al que no asocio ninguna de las simbologías negativas que culturalmente se le asignan, excepto cuando se refiere a la vestimenta de ese color que los oficiantes de las religiones monoteístas utilizan.

martes, 27 de diciembre de 2016

MARTE, DE DIOS GUERRERO A SEDE DEL OLIMPO

El martes era el día dedicado al dios de la guerra, Marte.

Imagen tomada de la NASA
Marte. Velázquez. Museo del Prado
La mitología greco-romana nos habla mucho y mal de este dios violento y pendenciero, a quien lo que más le gustaba era el combate y la pelea. Según los antiguos relatos, todos los demás dioses le odiaban, excepto Eris, diosa de la discordia, Hades, que veía cómo multitud de jóvenes ingresaban en sus dominios gracias a las guerras, y Afrodita (Venus), que alimentaba una impulsiva pasión por él. 

De las miles de representaciones en las que aparece, la que más me gusta es la de Velázquez, en la que le vemos desposeído de su furia guerrera, ridículamente cubierto con el caso de la armadura, un tanto melancólico y sentado en la esquina de la que, tal vez, sea la cama de su amante Afrodita. Es la imagen de un dios que más se aproxima a la de un ser humano.

El planeta que lleva su nombre también tiene una buena mitología a sus espaldas. No en vano era la casa de los marcianos y hasta los años sesenta del siglo pasado todavía una parte de la comunidad científica pensaba que habría vegetación cubriendo su superficie. 

Las naves del Programa Mariner se encargaron de anular las fantasías sobre el planeta: confirmaron la bajísima presión atmosférica, unos polos cubiertos no de agua líquida sino de hielo seco, la inexistencia de canales construidos por una civilización avanzada y una superficie llena de impactos que más se parecía a la de nuestro satélite que a la de un planeta lleno de vida.

Después de los mariner, fueron los viking, los global surveyor, los odyssey, los express y hasta parece que hay un grupo de seres humanos que está dispuesto a ir a tan inhóspito lugar y quedarse a vivir en él. Lo cierto es que toda esa actividad indagadora nos ha dado una imagen bastante precisa del último de los planetas interiores de nuestro sistema y unas imágenes fantásticas.

Yo, de todas sus peculiaridades y características, me quedo con el imponente monte Olimpo, según parece, el mayor volcán de todo el sistema solar, con una impresionante altura de 22,5 kilómetros —el Everest a su lado parecería una montañeja ridícula— y una superficie de ¡300.000 kilómetros cuadrados!, mayor que la de un país como Ecuador. Con razón los astrónomos le dieron el nombre de Olimpo.

¡Que tengáis un feliz martes!

sábado, 17 de diciembre de 2016

SATURNO Y SUS MÚLTIPLES PECULIARIDADES

Titán y Saturno. Imagen de la NASA
(El sábado era el día dedicado a Saturno): ἡμέρα Κρόνου, dies Saturnī, Saturday. 

Saturno, Goya
Leer en los mitos es adentrarse en los documentos inmateriales más lejanos de la historia de la humanidad. 

SaturnoCronos en la antigua Grecia— es el terrible titán que derrocó a su padre, Urano, y para que ningún descendiente suyo hiciera lo mismo que él hizo con su progenitor, devoraba a sus retoños. Robert Graves nos recuerda cómo en las zonas más profundas y atrasadas de Arcadia, durante las fiestas dedicadas a esta deidad, se estuvieron comiendo niños hasta casi la era cristiana. Y es que detrás de un mito siempre hay alguna antigua costumbre, algún dato que tiene que ver con hechos, formas o creencias del pasado remoto.

Curiosamente, la "dureza" del mito poco tiene que ver con la composición del sexto planeta del Sistema Solar, que es gaseosa, no rocosa, y posee una densidad tan baja que flotaría en el agua. Entre sus peculiaridades, sin duda, la más conocida es la de tener unos vistosísimos anillos, que hacen las delicias de todo aficionado a la observación nocturna.

Como está muy alejado del Sol, casi 1.500 millones de km, recibe menos energía de él que la que el propio planeta produce. Tiene una legión de satélites —de momento se sabe de la existencia de 61—. En su atmósfera nos puede llover amoníaco y arrastrarnos unas corrientes que en algunos momentos alcanzan los ¡1600 kilómetros por hora! 

En 2009 el telescopio espacial Spitzer decubrió otro anillo alrededor de Saturno, mucho más grande que los que habitualmente vemos en las fotografías o con los telescopios habituales, mucho más difuso —de ahí que no hubiera sido descubierto antes—, y mucho más alejado. 

Pero la particularidad tal vez más llamativa de este planeta extrordinario es la perfecta forma hexagonal descubierta en el polo norte del planeta hace casi 30 años y que todavía no ha sido suficientemente explicada.

Imagen de la NASA
¡Feliz observación!