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lunes, 19 de octubre de 2015

UNA CITA DE ASIMOV

Desde hace tiempo tenía apartada una cita de Asimov que me gusta especialmente y hoy la he recordado al escuchar un comentario sobre su obra en un programa radiofónico. Son los primeros párrafos con los que inicia el artículo El electrón es zurdo

Ayer recibí una carta censurando mi estilo. «Usted evita lo poético —se quejaba— hasta el extremo de que cuando se le ocurre una frase sibilina, brillante, sintética, yo apostaría a que usted la deja deliberadamente a un lado, opta por una más clara pero más pedestre.» 

«Cierto que lo hago —respondo yo—. Puede usted apostarse hasta la vida.» 

Como seguramente saben cuantos leen mis tomos de ensayos científicos, me desagrada el concepto místico del Universo, en nombre de la ciencia, la filosofía o la religión. También me desagrada el concepto místico de la literatura.

No niego que sea posible suscitar una reacción emocional por medio de una frase sibilina, brillante, sintética; pero si usted me enseña una frase sibilina, yo le enseñaré a usted un gran número de lectores que, no sabiendo lo que significa, pero temerosos de revelar su ignorancia, dirán: «¡Oh, qué poético y emocionante es esto!»

Puede que lo sea, y puede que no; pero multitud de ineptos literarios salen adelante por la inseguridad intelectual de sus lectores; y montones de plumíferos escriben grandes fárragos de mala «poesía» y viven de ello.

Yo, por mi parte, me las arreglo para conservar un alto nivel de seguridad intelectual. Cuando leo una obra destinada, al parecer, al gran público, y veo que no le encuentro pies ni cabeza, nunca se me ocurre atribuirlo a que me falta inteligencia. Llegó más bien a la conclusión de que el autor es un literato mediocre, o un pensador confuso, o, lo más probable, las dos cosas.

Con estas opiniones no es de extrañar que en mis propios escritos opte «por un estilo más claro, aunque más pedestre».


Por un lado, mi objeto y mi pasión, aun en mis novelas, es explicar. En parte es por instinto misionero por lo que anhelo conseguir que mis lectores vean y entiendan el Universo, como yo lo veo y entiendo, para que puedan gozarlo como yo. Lo hago en parte también porque el esfuerzo de llevar las ideas al papel, con suficiente claridad para que el lector las entienda, me hace a mí entenderlas también.

Asimov no escribió, que yo sepa, poesía, pero sí la leía. Sin duda, su mayor contribución intelectual está basada en la divulgación científica que tomó como tarea principal a lo largo de su vida, pero no es despreciable su trabajo como novelista de ciencia ficción. Era, por tanto, una persona que se desenvolvía perfectamente en el terreno de las dos culturas. 

Tal vez si algunos poetas apegados a la palabra mística, al culto precientífico del significado, al enamoramiento de la palabra amor y sus derivados, al aleteo de lo irracional, a la presencia de seres hermosos e irreales en sus versos; tal vez, digo, si dejaran esas prácticas, la poesía podría ganar en belleza, en verdad y en lectores.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

ALGO MÁS QUE UN MINUTO DE DIVULGACIÓN

He descubierto hace poco tiempo los canales de YouTube MinutoDeFísica y MinutoDeLaTierra. Son canales dedicados a la divulgación científica. Tal y como sus nombres indican, el primero se ocupa de cuestiones de la Física; el segundo, de Geología y Geografía. Y lo del "minuto" hace referencia a la brevedad con que se exponen los temas.

Nada más ver unos cuantos vídeos, me acordé de ese gran libro de divulgación que redactó Asimov en los 70, Cien preguntas básicas sobre la ciencia, en el que daba respuesta a preguntas de los lectores de forma breve, clara y precisa. 

Ni el libro de Asimov estaba redactado para niños ni estos canales tampoco, pero cualquier persona que sepa un poco más que leer puede encontrar muy útiles ambos. Son un excelente medio para solventar dudas y curiosidades insatisfechas, además de servir de trampolín para lanzarse a profundidades mayores.

El libro de Asimov sigue siendo sencillo adquirirlo porque se reedita de forma continua, los vídeos son aún más sencillos de localizar, están a la distancia de un clic. Libro y vídeos comparten también otra característica:el idioma. Nacieron en inglés, aunque, por fortuna, alguien los tradujo enseguida.

Os dejo un vídeo de cada serie.




lunes, 11 de julio de 2022

FNAC DONOSTIA RECOMIENDA

 

Quienes se marchan de Omelas

Úrsula K. Le Guin

Editorial Nórdica

 

Úrsula K. Le Guin brilló como una supernova en la década de los 70 en un genero como la ciencia ficción, considerado un género menor y un mero entretenimiento inofensivo en el mejor de los casos. Formó parte de una generación de autores que trajeron un poco de aire fresco, gente como Robert Silverberg o Brian Aldiss que experimentaron con nuevas formas y contenidos. A todo ello Úrsula añadió un enfoque feminista pionero. Sus novelas trataban cuestiones políticas y sociales desconocidas en las space opera habituales. Basta leer La mano izquierda de la oscuridad con sus tabúes sexuales o Los desposeídos y su planeta con un gobierno anarquista para entender que esos libros estaban a años luz de las novelas tradicionales de Asimov, Heinlein y compañía.

A su enfoque rompedor y feminista añadía el hecho de ser mujer, algo que no ayudaba en el conservador y endogámico mundillo de la ciencia ficción estadounidense. Otras autoras intentaron evitar esos problemas permaneciendo en el anonimato. El caso más conocido tal vez sea el de Alice B. Sheldon: con una vida fascinante (psicóloga, militar y agente de la CIA) fraguó toda su carrera literaria bajo el seudónimo de James Tiptree Jr. para evitar la más que probable incomprensión y condescendencia de buena parte de sus colegas y del fandom.

Sea como fuere, Quienes se marchan de Omelas es uno de los mejores relatos de la historia de la ciencia ficción. Quienes lo leen por primera vez no olvidan ese final que se queda grabado a fuego en la memoria y plantea un dilema moral terrorífico. ¿Cuál es el precio que estamos dispuestos a pagar a cambio de la prosperidad de toda una sociedad? ¿Seríamos los lectores capaces de tolerarlo?

Con una escritura plena de lirismo y musicalidad, la autora coge de la mano al lector y lo acompaña en su visita a la ciudad de Omelas durante un festival de verano. Colores, sonidos y olores se combinan para sumergirnos en las maravillas de la ciudad hasta que sutilmente se va desvelando el secreto que esta esconde. Ese tránsito de la alegría y el goce de vivir a la más terrible abyección contada en una treintena de páginas es una pieza de orfebrería.

Nórdica nos trae además este relato en un libro hermosamente editado con unas ilustraciones muy sugerentes de Eva Vázquez. Si no has leído nada de Úrsula K Le Guin, Quienes se marchan de Omelas es una inmejorable puerta de entrada a su mundo.

Y al finalizar la lectura, nosotros, al igual que unos pocos de sus ciudadanos, abandonaremos Omelas y nos sumergiremos en la oscuridad para no volver jamás mientras el recuerdo de esta historia nos acompaña durante mucho tiempo. Esa es la magia de la escritura.

Aritz Juaristi



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Путин, немедленно останови войну!

martes, 9 de enero de 2018

A PROPÓSITO DE PROTÁGORAS

Andrómeda. Daniel López. Imagen del día Nasa (8/1/2018)

El hombre es la medida de todas las cosas, afirmaba Protágoras hace 2.500 años, e Isaac Asimov terciaba por sendero menos hiperbólico: Debemos recordar que las medidas fueron hechas para el hombre y no el hombre para las medidas

Aparentemente resulta difícil compartir la opinión, así, en crudo, ante las espectaculares imágenes de un trocito del universo que la Nasa nos ofrece diariamente. ¿Es posible que todavía alguien piense que la mísera mota de materia que los seres humanos somos pueda ser la medida de algo?

Cuando en 1930 Einstein y Tagore coincidieron en Nueva York, mantuvieron una conversación sobre el tema. El científico comentó que existían dos concepciones distintas sobre la naturaleza del Universo: El mundo como unidad dependiente de la humanidad, y el mundo como realidad independiente del factor humano. Él era partidario de la segunda. Tagore respondió: Este mundo es un mundo humano, y la visión científica es también la del hombre científico. Por lo tanto, el mundo separado de nosotros no existe; es un mundo relativo que depende, para su realidad, de nuestra conciencia. (La conversación la recogió Prigogine en Tan solo una ilusión). 

La cuestión no es baladí y mucho menos sencilla. La visión antropocéntrica de la realidad es una postura obsoleta y cruel para con el resto de la naturaleza. Por fortuna, estamos abandonándola poco a poco y en la actualidad no pensamos que, por ejemplo, para realizar investigación médica tengamos que recurrir a la crueldad con los animales, aunque todavía practiquemos una depredación autodestructiva sobre la naturaleza cuyas consecuencias tal vez no podamos corregir ya.

También es cierto que el saber científico no lo resuelve todo, si bien ha sido el único recurso fiable que hemos tenido para salir del pensamiento mítico y nebuloso del que nos hemos alimentado durante miles de años, y al que todavía hoy recurre más de la mitad de la humanidad. Es más, gracias a ese pensamiento científico se ha construido lo mejor de la reflexión filosófica mundial, desde la Grecia clásica hasta hoy. 

En este sentido, habrá que hacer justicia a Protágoras, porque nada más lejos de su intención que proponer al ser humano como medida, como criterio de todas las cosas. El escepticismo del sofista no podía concebir tal cosa, si bien es cierto que la humanidad posee la palabra y con ella construye un argumento que puede y debe dar sentido a la realidad. Así, no es que el ser humano sea la medida, sino que cada persona enuncia una idea, su idea, verdadera o falsa, según las circunstancias y el punto de vista.

Más allá del escepticismo, acaso interesado del sofista, como seres pensantes que somos, tenemos la capacidad de encajar distintos relatos, diferentes explicaciones complementarias unas de otras, de tal modo que al cabo de un tiempo y de muchas colaboraciones podemos disponer de una historia que recoge más experiencia, más conocimiento, de lo que nos es dado recoger y contemplar a cada una de las personas consideradas individualmente.

Esta tarea colectiva es posiblemente el aspecto más interesante y más hermoso del quehacer humano a través del tiempo. Es la tarea que hoy nos permite disfrutar tanto de los logros de la literatura universal, de la erradicación de la tuberculosis o de la visión de nuestra galaxia vecina, Andrómeda. Cultivémosla con pasión.

martes, 14 de febrero de 2023

LA FÍSICA DEL FUTURO, MICHIO KAKU

Editorial
Estoy seguro de que si Michio Kaku escribiera ahora La física del futuro cambiaría algunas cosas. Una docena de años dan para mucho en investigación científica, aunque la mayoría de las proyecciones puedan mantenerse. Estoy igualmente convencido, en cambio, de que no quitaría las palabras de Gandhi con que cierra el libro: 

Las raíces de la violencia:
la riqueza sin trabajar,
el placer sin conciencia,
el conocimiento sin carácter,
el comercio sin moralidad,
la ciencia sin humanidad,
el culto sin sacrificio,
la política sin principios.

Convicciones mías a un lado, este hermoso libro sobre lo que podemos esperar en un futuro próximo (el horizonte es el año 2100) se ocupa de los siguientes temas: 

  • Ordenadores.
  • Inteligencia artificial. Los robots.
  • Medicina.
  • Nanotecnología.
  • Energía.
  • Viajes espaciales.
  • Riqueza. Ganadores y Perdedores.
  • El futuro de la Humanidad. Una civilización Planetaria.
  • Un día cualquiera del 2100.

No voy a comentar cuáles son sus previsiones porque el texto, siendo como es un libro de divulgación científica, tiene el poder sugestivo de una novela, lo que hace su lectura asequible a cualquier persona sin ningún conocimiento científico y, especialmente, muy entretenida. 

Todos los capítulos están organizados en torno a tres períodos: el futuro inmediato (hasta el 2030), el futuro medio (de 2030 a 2070) y el futuro lejano (de 2070 a 2100). Para quien conozca su anterior Física de lo imposible tal vez este le parezca poco atrevido, pues en aquel jugaba con la idea de físicas imposibles y podía proyectar poderosas soluciones tecnológicas profundamente imaginativas.

A mí, de este me atraen más todas esas reflexiones en las que a manera de llamada de atención nos va recordando que, independientemente de la tecnología y de los conocimientos científicos que acumulemos, lo importante, lo verdaderamente importante es qué podamos llegar a realizar y cómo lo hagamos. De ahí las citas de Gandhi, Kant —La ciencia es conocimiento organizado. La sabiduría es la vida organizada— o Asimov —El aspecto más triste de la sociedad actual es que la ciencia es más rápida adquiriendo conocimientos que la sociedad adquiriendo sabiduría—. 

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viernes, 25 de septiembre de 2015

CIENCIA FICCIÓN Y REALIDAD

No soy lector de ciencia ficción, aunque he leído algún título. Sin embargo, reconozco que es un género muy extendido y que, como en todos los géneros y subgéneros hay autores extraordinarios. Así, independientemente de los gustos personales, nadie va a negar que obras como Fahrenheit 451, La naranja mecánica o Un mundo feliz son novelas que por méritos literarios propios forman ya parte de la Historia de la Literatura.

Desde luego, no todos los autores de ciencia ficción tienen una formación científica, porque lo fundamental para escribir es disponer de la capacidad para hacerlo y de la imaginación suficiente como para fraguar una buena historia. Por eso mismo, no es garantía de éxito disponer de una sólida formación en ese campo del conocimiento, pero sí ofrece una buena protección contra las incoherencias y las vanalidades.

Otra cosa bien distinta es determinar cuál es el objetivo que cumple este género. Y sobre esto discutía yo con un compañero hace unos días intentando hacerle ver que la literatura, sea del género que sea, además de satisfacernos emocional y estéticamente, si es buena literatura, siempre nos enseña algo nuevo. 

Yo recordaba que Asimov —no he leído su obra narrativa— defendía más o menos esa idea en El electrón es zurdo, pero como los años transcurridos desde que lo leí han sido tantos, no me atrevía a utilizarlo en mi favor. Ayer pasé algún tiempo rebuscando el libro y la cita que yo creía recordar. Aquí está:

La ficción científica cumple, pues, su misión más útil, al predecir no artificios, sino consecuencias sociales. En esta tarea de predecir consecuencias sociales podría ejercer formidable impulso para perfeccionar la humanidad (p 18 en la edición de 1984).

Esta función de la literatura me parece universalizable para cualquier género. Cuando la literatura es de calidad, además de todos los resortes afectivos que genera, además de la satisfacción estética que provoca, cumple con la tarea de mostrarnos aspectos de la realidad en los que tal vez no habíamos reparado suficientemente y abre caminos al pensamiento crítico, es decir, promueve, aunque no seamos conscientes, el impulso de perfeccionar la humanidad.